El café es una de las bebidas más consumidas en el entorno debido a su sabor, aroma y los beneficios que aporta a la salud. Además de ser un auténtico placer para muchos, también es conocido por su capacidad para espabilarnos y mantenernos despiertos, lo que nos ayuda a ser más productivos durante nuestras jornadas laborales. Sin embargo, es importante saber cómo tomar café de manera adecuada para obtener los máximos beneficios y evitar posibles efectos secundarios.
Los efectos de la cafeína en nuestro organismo
La cafeína es el principal componente activo del café y actúa directamente en el sistema nervioso. Al entrar en nuestro organismo, produce una serie de efectos que pueden causar sensaciones de placer o repudio, dependiendo de la sensibilidad de cada persona. La cafeína produce un estado de alerta, facilita la liberación de hormonas como las catecolaminas y promueve la liberación de dopamina, lo que el cerebro identifica como una sensación agradable.
Además, la cafeína también afecta al cerebro al bloquear el receptor de adenosina, una sustancia que nos facilita la instalación del sueño. Esto inhibe la expresión de sueño y nos mantiene en un estado de vigilia. Sin embargo, tener en cuenta que cada persona es diferente y puede responder de manera distinta a la cafeína debido a factores genéticos o la expresión del receptor de adenosina.
Aunque la cafeína se encuentra en muchas plantas que consumimos en forma de infusión, como el café, el guaraná o el cacao, y en alimentos como el chocolate, su consumo en altas cantidades puede tener efectos negativos. Por eso, es importante consumirla de manera moderada y tener en cuenta nuestras propias sensibilidades y posibles contraindicaciones.
Cómo tomar café para tener energía
La cantidad y la calidad del café que consumimos, así como las horas en las que lo hacemos, son factores clave para obtener los máximos beneficios y evitar posibles efectos secundarios. A continuación, te mostramos algunas recomendaciones para tomar café de manera adecuada:
La temperatura adecuada
La mejor manera de preparar un café que conserve todas sus propiedades es utilizando agua a una temperatura de 90 ºC o más. Esto permite extraer los sabores y aromas de manera óptima y obtener una bebida más satisfactoria.
Momento adecuado
Tener en cuenta el momento en el que tomamos café para obtener los máximos beneficios. Tomarlo temprano en la mañana, justo después de despertar, puede no ser la mejor opción, ya que el cerebro aún no está activo de forma natural. Según diversos estudios científicos, lo más recomendable es tomar café entre una o dos horas después de levantarse, cuando los niveles de cortisol, la hormona del estrés, alcanzan su punto más alto y comienzan a descender.
Por otro lado, tomar café después de la comida o después de una siesta puede tener efectos más positivos en nuestro organismo. Incluso se ha demostrado que tomar café antes de dormir una siesta corta de unos 20 minutos puede ayudarnos a despertar con más energía, ya que bloquea la adenosina, una hormona que nos provoca cansancio.
Efectos secundarios y precauciones
Aunque el café es considerado una sustancia segura, tener en cuenta algunos efectos secundarios y precauciones. El consumo excesivo de cafeína puede aumentar la presión arterial, causar efectos laxantes, provocar dolores de cabeza o migrañas y no ser recomendable para personas con problemas gástricos o de acidez estomacal.
Además, es importante destacar que las embarazadas y las personas con trastornos cardíacos, gástricos o mentales deben evitar consumir cafeína, ya que sus efectos pueden ser contraproducentes. Si bien es considerada una sustancia segura, el consumo excesivo de cafeína puede ser peligroso e incluso causar la muerte. Sin embargo, para llegar a este extremo se necesitaría consumir una cantidad extremadamente alta de cafeína en un corto período de tiempo.
El café es una bebida estimulante que puede aportarnos energía y ayudarnos a mantenernos despiertos y concentrados. Sin embargo, es importante tomarlo de manera adecuada, teniendo en cuenta la cantidad, la calidad y el momento en el que lo consumimos. Además, es fundamental escuchar a nuestro cuerpo y tener en cuenta nuestras propias sensibilidades y posibles contraindicaciones.