Café guerbois: encuentro de los impresionistas

En la historia del arte, el movimiento impresionista ha dejado una huella imborrable. Sus pinturas llenas de luz y color capturan la belleza de la vida cotidiana y transmiten una sensación de frescura y espontaneidad. Pero, ¿dónde se reunían estos artistas para intercambiar ideas y encontrar inspiración? Uno de los lugares más emblemáticos fue el Café Guerbois, ubicado en el barrio parisino de Montmartre.

Índice
  1. Montmartre y sus moulins
    1. El Moulin Rouge
  2. La Ópera de París
  3. El Jardín de las Tullerías
  4. Berthe Morisot en el Bois de Boulogne
  5. Monet, la estación de Saint Lazare y Giverny

Montmartre y sus moulins

Montmartre era un rincón bohemio y artístico en el París del siglo XIX. Sus calles, cafés y teatros eran frecuentados por los impresionistas, que encontraban en este barrio una fuente inagotable de inspiración. Camille Pissarro, uno de los precursores del movimiento, pintó numerosas escenas urbanas que reflejaban la vida bulliciosa del bulevar Montmartre en diferentes momentos del día y del año. Estas pinturas capturan la esencia de la vida parisina en todas sus facetas, desde los transeúntes que pasean por la calle hasta los coches de caballos que circulan por ella.

Pero Montmartre no solo era conocido por sus calles animadas, sino también por sus moulins, antiguos molinos que habían sido convertidos en salas de baile. Estos lugares eran el punto de encuentro de la sociedad parisina más bohemia, y los impresionistas plasmaron en sus cuadros la alegría y el jolgorio que se vivía en ellos. El Moulin de la Galette, retratado por Renoir en su famosa pintura baile en el moulin de la galette, es un ejemplo de este tipo de pintura cortesana y costumbrista.

El Moulin Rouge

Pero si hablamos de los moulins de Montmartre, no podemos dejar de mencionar el Moulin Rouge, el cabaret más famoso de París. Este lugar, con su ambiente decadente y sus actuaciones eróticas, era una fuente de inspiración para muchos artistas, entre ellos Henry Toulouse-Lautrec. Este pintor, que también vivía en Montmartre, retrató en sus carteles a las bailarinas y figuras emblemáticas del Moulin Rouge, como Jane Avril o La Goulue. Estas imágenes reflejan el amor de los impresionistas por el burlesque y capturan la esencia de la vida nocturna parisina de la época.

La Ópera de París

Otro lugar emblemático en el París de los impresionistas es la Ópera Garnier, también conocida como la Ópera de París. Este majestuoso edificio, construido durante el mandato de Napoleón III, era el escenario de espectáculos aclamados, como el ballet. Edgar Degas, uno de los pintores más destacados del movimiento impresionista, era un asiduo de estas actuaciones y encontraba en ellas una fuente inagotable de inspiración.

Las bailarinas y los músicos se convirtieron en temas recurrentes en las obras de Degas, que capturaba la gracia y la ligereza de los movimientos con maestría. Sus cuadros, como bailarina basculando o el salón de baile de la ópera, transmiten la sensación de ingravidez y elegancia que caracteriza a las bailarinas en el escenario. Estas pinturas reflejan la pasión de los impresionistas por capturar la vida en movimiento y revelan su interés por el entorno artístico y cultural de la época.

El Jardín de las Tullerías

El Jardín de las Tullerías, situado en el corazón de París, también fue un lugar importante en el París de los impresionistas. Eduard Manet, uno de los pintores más influyentes del movimiento, encontró en este parque el escenario perfecto para sus obras al aire libre.

Manet comenzó su carrera artística tratando temas clásicos y burgueses, pero pronto se sintió atraído por la libertad creativa y se alejó de las normas establecidas. Sus pinturas, como desayuno sobre la hierba o música en las tullerías, capturan la vida social y cultural de París en la época. Estas obras reflejan la luz y el ambiente de los jardines parisinos, y transportan al espectador a un entorno lleno de elegancia y sofisticación.

Berthe Morisot en el Bois de Boulogne

Berthe Morisot, una de las pocas mujeres pintoras del movimiento impresionista, también encontró inspiración en los parques y jardines de París. Sus pinturas, que retratan escenas cotidianas como madres con niños o mujeres en el baño, reflejan una gran naturalidad y capturan la belleza de la vida doméstica.

Uno de los lugares que inspiró a Morisot fue el Bois de Boulogne, un parque cercano al Arco de Triunfo. Este hermoso parque, con sus arboledas y lagos, ofrecía a Morisot el escenario perfecto para sus pinturas al aire libre. Sus obras transmiten una sensación de tranquilidad y paz, y muestran la conexión entre las mujeres parisinas y la naturaleza.

Monet, la estación de Saint Lazare y Giverny

Claude Monet, considerado el padre del impresionismo, es sin duda uno de los artistas más conocidos del movimiento. Sus pinturas, centradas en los efectos de la luz y los cambios atmosféricos, capturan la esencia de la naturaleza y la vida en todas sus formas.

Monet encontró inspiración en muchos lugares de París, pero uno de los más destacados fue la estación de Saint Lazare. En esta serie de cuadros, Monet exploró la vida moderna y los avances tecnológicos, como el desarrollo del ferrocarril. La estación, con su cubierta de vidrio, ofrecía al pintor un juego de luces y reflejos que estimulaba su creatividad y le permitía experimentar con diferentes técnicas.

Pero para descubrir a Monet en toda su esencia, debemos hacer una parada en Giverny, un pueblo ubicado a unos 80 kilómetros de París. Aquí, Monet y su esposa tenían su casa y su jardín, que se convertirían en su fuente de inspiración durante muchos años. Los nenúfares del estanque acuático y los jardines de Giverny se convirtieron en temas recurrentes en las obras de Monet, que capturó la belleza de la naturaleza con su característico estilo impresionista.

El París de los impresionistas es un lugar lleno de historia y belleza. Los rincones que inspiraron a estos artistas han dejado una huella imborrable en la historia del arte. Desde el Café Guerbois en Montmartre hasta los jardines de las Tullerías, cada lugar tiene su propia historia y su propia atmósfera. Explorar estos lugares es como sumergirse en un cuadro impresionista, donde la luz y el color se combinan para crear una experiencia única.

Si tienes la oportunidad de visitar París, te invito a recorrer los lugares que inspiraron a los impresionistas. Podrás descubrir la visión transgresora e inconformista de estos artistas y apreciar la belleza de la vida cotidiana a través de sus pinturas. El París de los impresionistas te espera con los brazos abiertos, listo para transportarte a una época llena de creatividad y pasión.

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