Edgar Degas fue un reconocido pintor francés que se destacó por su capacidad de capturar escenas de la vida real en sus obras. Una de sus pinturas más famosas es el ajenjo, también conocida como en un café. Esta obra fue pintada entre 1875 y 1876 y se encuentra ambientada en el Café de la Nouvelle Athènes en la plaza Pigalle de París, un lugar que Degas frecuentaba.
Descripción de la obra
En el ajenjo, Degas representa a dos figuras principales: una mujer y un hombre. La mujer, vestida formalmente y con un sombrero, mira distraídamente hacia abajo. Delante de ella se encuentra un vaso lleno con el líquido verdoso, ajenjo, que da nombre al cuadro. El hombre, tocado con un sombrero, mira hacia la derecha, fuera del cuadro. Ambos personajes están embriagados por el consumo de ajenjo, una bebida alcohólica de alta graduación que era muy popular en esa época.
La pintura muestra el adormecimiento de la pareja causado por el efecto del ajenjo, pero también alude al aislamiento y la marginación social. Degas coloca a los sujetos casi separados sobre la superficie pictórica, lo que refuerza su sensación de soledad. Además, la perspectiva y el enfoque en la mesa y el encuadre típicos del estilo de Degas resaltan la atmósfera del café.
Recepción y crítica
La obra el ajenjo fue expuesta por primera vez en la segunda muestra de los impresionistas en 1876, donde recibió duras críticas y fue considerada fea y repugnante. Luego fue almacenada hasta una exposición en 1892, donde también fue abucheada. En Inglaterra, cuando se exhibió en 1893 con el título de l'absinthe, generó controversia y fue considerada una crítica a la moralidad. Los críticos ingleses vieron a los personajes como degenerados y groseros, y muchos interpretaron la pintura como un ataque a la moral y a lo francés en general.
A pesar de las críticas iniciales, el ajenjo se ha convertido en una de las obras más reconocidas de Degas y es apreciada por su habilidad para capturar la vida cotidiana y transmitir emociones a través de sus personajes. La pintura ha sido interpretada como una representación de la soledad y el aislamiento social en la creciente sociedad parisina de la época.
El legado de Edgar Degas
Edgar Degas fue un artista versátil que también incursionó en la fotografía, la escultura y el grabado. Aunque se le considera uno de los fundadores del movimiento impresionista, Degas prefería llamar a su estilo realismo. Su obra tiene influencias del arte académico y del pintor Jean-Auguste-Dominique Ingres, a quien conoció durante su juventud.
A lo largo de su carrera, Degas desarrolló un estilo único que se caracteriza por su capacidad de capturar el movimiento y la vida real en escenas cotidianas. Sus obras más famosas incluyen cuadros de bailarinas, bañistas, carreras de caballos y escenas en cafés, como el ajenjo. Su dominio del dibujo y su enfoque en la perspectiva y el encuadre le permitieron crear composiciones innovadoras que han influido en artistas posteriores.
El ajenjo es una de las obras más reconocidas de Edgar Degas y representa su habilidad para capturar la vida cotidiana y transmitir emociones a través de sus personajes. A pesar de las críticas iniciales, la pintura ha perdurado en la historia del arte y es apreciada por su composición innovadora y su representación de la soledad y el aislamiento social. Degas dejó un legado importante en el entorno del arte, y su influencia se puede apreciar en artistas posteriores.